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Las mujeres en el gobierno de la UE: el caso Ashton
01/12/09

Recientemente han sido nombrados los nuevos altos cargos de la Unión Europea, el belga Herman Van Rompuy como presidente y la británica Catherine Ashton como representante de política exterior y seguridad.


El tratamiento mediático, los comentarios de los analistas y las repercusiones políticas de estos nombramientos nos permiten apreciar un aspecto en el que el tratamiento es común para ambos cargos, pero también una faceta en la que se matizan interesantes diferencias.

En la mayoría de medios de comunicación y foros de debate se tiende a considerar ambos nombramientos bajo el calificativo de “perfil bajo”. La justificación es que ambos nombrados no se encontraban en ninguna de las quinielas barajadas por los expertos. También una cierta falta de experiencia y un currículum sin referentes previos en cargos de máxima responsabilidad y representatividad nacional o internacional.

Sin embargo, mientras en el caso de Van Rompuy, todo parece quedarse ahí, el tratamiento de género aparece una y otra vez en referencia a Catherine Ashton.

La primera reticencia por mi parte, viene de la pregunta ¿ por que es tan importante que  Ashton sea mujer y,  en contraste, tan irrelevante que Van Rompuy sea hombre?

 

Mi inquietud va en aumento cuando observo el tratamiento de muchos medios de comunicación, en los que “su condición de mujer” se incluye masivamente como una de las credenciales para su nombramiento, al mismo tiempo que se omiten elogios a su capacidad, trayectoria o condiciones.

El mensaje subyacente, al parecer, es que las mujeres solo podemos alcanzar estos cargos si se nos “prima” por nuestro género, no quedando claro que lo podamos conseguir por nuestras condiciones.

 

Aunque no sea santo de mi devoción, por una vez debo dar gracias a los ejemplos positivos que nos llegan de EEUU, donde  un cargo similar está ocupado por Hillary Clinton, sin que ella ni su predecesora Condoleezza Rice hayan estado nunca sometidas a un debate tan estúpido y estéril.

Ellas demuestran que las mujeres no necesitan ninguna “prima” para alcanzar por sus propios méritos estos cargos.

 

Parte de este problema se debe a nuestra propia actuación porque, coincidiendo con el nombramiento de los nuevos altos cargos, se ha producido un movimiento entre las parlamentarias europeas ante el temor de que los nombrados fuesen todos hombres.

 

El error es evidente, al presionar para que uno de los nombrados fuese mujer, a cualquier precio, el resultado es que la elección no ha resultado nada clara y probablemente acabemos echando a Ashton a los leones y de paso, dando argumentos a los que mantienen actitudes contrarias a la capacidad y posibilidades de las mujeres.

 

Lo correcto hubiese sido presionar para que se produjesen los nombramientos en función de las cualidades y capacidades de los candidatos, para asegurar que las mujeres realmente capacitadas (como en EEUU) llegaban al cargo.

Al no hacer esto, estamos literalmente “tirando piedras a nuestro propio tejado” y tenemos el enemigo en casa.

Si nosotras mismas no creemos que las mujeres pueden desempeñar y aspirar a cualquier cargo por su propia capacidad y talento, sin más condiciones, ¿Cómo puede molestarnos que tampoco lo crean los demás?

 

Tampoco puedo pasar las declaraciones de algunos políticos sobre este tema. Por ejemplo el comentario del presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso: ”estoy encantado de que sea una mujer”.

Tengo mis dudas, no creo que sea mal intencionado, pero aún así, ¿era realmente necesario? ¿por qué no centrarse en sus méritos y capacidad? ¿lo considera un logro?.....

 

En otro caso similar, no tengo mas remedio que discrepar decididamente de los comentarios de nuestro presidente Rodríguez Zapatero; “habría sido difícilmente entendible y aceptable que los hombres ocuparan todos los cargos”.

Confuso, muy confuso.

El tratamiento que una espera de este tipo de situaciones, debería verbalizarse en los siguientes términos: “ elegimos a los mejores, sin preocuparnos por su género”

 

¿Tan difícil es transmitir este mensaje?....después de tanta actitud progresista, de apoyo a la mujer, de igualdad. .... al final resultará que en realidad NO creemos en el mensaje y por eso somos incapaces de transmitirlo o verbalizarlo en estos justos y exactos términos.

 

Finalmente, para concluir, se ha hecho un flaco favor a Catherine Ashton, que en esta situación y como consecuencia de la equívoca política de cupos, ha sido dejada literalmente “sola frente a los lobos”.

Está claro en las propias declaraciones de Catherine Ashton: “demostraré que soy la mejor persona para el cargo de Exteriores”

 

¿Por qué tiene que demostrarlo desde el primer día? ¿Por  qué es mujer? ¿No será por que las condiciones, formas y argumentos de su nombramiento siembran  la duda y la desconsideración?

 

Es muy fácil distinguir a quién tiene buenas o malas intenciones hacia el papel que las mujeres deseamos desempeñar en la sociedad actual.

En cambio, tal y como están las cosas, es muchísimo más difícil distinguir entre quienes nos benefician o, en realidad, nos perjudican, y en que medida lo hacen según la situación.

 

 

3 comentarios a "Las mujeres en el gobierno de la UE: el caso Ashton"

 
 


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