Prácticamente la información que se vierte en Internet sobre ejecutivas y empresarias es el mismo libro escrito una y otra vez con pequeñas y, a veces, sutiles diferencias. Todas las webs buscan captar a la mujer tratando de ofrecerle lo que otras no le dan, de ahí que en principio asociarse sea gratuito. No faltaba más. Algunas rizan el rizo con el toque feminista, al que contraponen como un poder emergente ante el empresario de toda la vida. Otras como www.mujeresdenegocios.net no ocultan que quieren convertirse en el lobbie que pueda negociar de tu a tu con la Administración y con todos los estamentos sociales. Viene de Cataluña, en donde, según los últimos estudios, el empuje de las emprendedoras es el mayor de toda España.
En una solidaridad sin precedentes muchas de estas webs tienen links tejidos como una gran tela de araña, con la sombra omnipresente del Instituto de la Mujer. El señuelo de muchas de ellas es el canto de sirena de las ayudas y subvenciones. ¿Quién reniega de créditos blandos?
Pero las empresarias y ejecutivas de este milenio necesitan algo más. Sobre todo puertas abiertas para que puedan ser escuchadas, sin distinción de sexo.
Algo que lamentablemente todavía sigue pesando en nuestro acervo cultural. Las 'Mujeres 10' aún se presentan en este país como iconos o criaturas extraordinarias en el olimpo empresarial.
Y no debe ser así. Hay una legión de anónimas ejecutivas y empresarias que sobreviven cada día echándole imaginación y horas a su trabajo.
En los últimos diez años, según les contamos en nuestro tema de portada, las mujeres han creado más de 8.000 empresas, con una tasa de supervivencia del 80%, lo que ha generado más de 10.000 puestos de trabajo. Destaca en ellas frente al empresario su excelente calificación profesional, altas dotes para las relaciones públicas y no desmayar en cada intento.
Algo encomiable en un país en el que un emprendedor es visto como una persona peligrosa. Tanto que muchos prefieren verla fracasar antes que prestarle ayuda. Grave error cuando todos somos conscientes de que la capacidad emprendedora -no confundamos con la fiebre por crear conceptos- es el elemento clave para transformar el modelo productivo de nuestra economía. El empuje, la formación, la preparación y la innovación son sus armas.
